Llegué barriéndome a la entrada del Plaza Condesa. Cuando enseñaba mi brazalete al personal de la entrada, mi oído se concentraba buscando algún acorde proveniente de interior. Nada, no escuchó nada.
La gente era mucha y tardé bastante para llegar a la zona de enfrente para poder tomar algunas fotos del grupo abridor, pues pensé que no tardaría mucho en salir. Finalmente concluí que no habría tal y minutos después de las nueve, se apagaron las luces para que Alt-J saltara a escena.
Iniciando con Intro, inmediatamente pude escuchar la excelente ingeniería en audio que posee el grupo. Durante todo el show no hubo falla alguna y sin temor a equivocarme, puedo afirmar que fue como poner el disco en el mejor componente de audio.
Le siguieron Tessellate (incluidos los triángulos formados por los dedos del público) y Something Good, canciones que exponen a la perfección el estilo de Alt-J: folk psicodélico con delicadas secuencias electrónicas que si bien podrían recordarnos a Radiohead, cierto toque de hip hop diferencia a Alt-J del resto.
El tache se lo pondría a Joe Newman ya que lo noté algo cansado (¿resaca post Lollapalooza?); en ningún momento se acercó al micrófono para agradecer aplausos, por lo que Gus Unger-Hamilton tuvo que salir al desquite y pronunciar su afecto al público mexicano.
La noche cerró con la interpretación de Taro y un pequeño alargue de la misma.
En general fue un buen concierto. Probablemente hubiéramos deseado más tiempo de Alt -J (sólo tocaron 50 minutos), un alargue de más canciones, covers o presentación de rolas inéditas no le hubiera caído mal a nadie.
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