Después de Holy Fire (2013), parecía que Foals por fin había encontrado un sonido propio, listo para explotarlo en sus próximas producciones. Lamentablemente, el interesante y notable equilibrio entre riffs agresivos junto con estructuras melódicas a la math rock y post rock se han perdido en su nueva producción.
What Went Down (2015) ofrece a los fanáticos de Foals una dosis alta de distorsiones, melodías convencionales y beats electrónicos. Las canciones contenidas en el disco no guardan mucha semejanza entre si y es evidente que no se trabajó en crear un único concepto.
El disco inicia un track homónimo que arrasa con la concepción estética que se tenía de la banda e impone un nuevo estilo basado básicamente en la voz modulada de Yannis Philippakis y guitarras estridentes.
Conforme el disco va avanzando, se va perdiendo la energía contenida en la primera canción, pero esto no es malo en absoluto. Mountain At My Gates y Birch Tree son temas tranquilos, emotivos y muy agradables para un oído bien educado. Probablemente se volverán clásicos en la discografía de la banda inglesa.
Lineas de guitarra interminables, estructuras monótonas y muy pocas sorpresas es lo que sigue después de las monumentales primeras pistas. Los siete cortes restantes (A Knife In The Ocean se salva un poco) son completamente prescindibles, se evidencia falta de creatividad por lo estáticos que se vuelven y a la banda se le nota cansada, sin ganas de proponer y de aportar nuevos elementos a su música.
La problemática de los altos y bajos se muestra mucho a lo largo de la producción. La ausencia de equilibrio mencionada anteriormente se ve al escuchar las canciones agresivas seguidas de su contra parte: melodías atascadas de sintetizadores ambientales. Se complica porque al final es difícil encontrarle sentido a la selección de temas inconsistente del disco.
Por otra parte, el álbum intenta reflejar parte de la naturaleza violenta, inestable y agresiva del hombre a partir de letras sinceras y directas. Parece que el vocalista de la agrupación está en el mejor momento de su creatividad literaria y esto se muestra en la deprimente London Thunder y la popera Lonely Hunter.
Foals se ha distinguido por ser una excelente banda en directo y rolas como Snake Oil y Night Swimmers pueden ser muy rescatables para los shows en vivo. La intensidad que contienen estos cortes puede compararse con otros de su material previo, tales como Inhaler y Providence.
Es inevitable percibir que la banda poco a poco se va despegando de los cánones que había adoptado en Antidotes y en los B-sides de sus inicios. En WWD faltan los ritmos altamente bailables que emanaban de melodías como Cassius o Balloons y este hecho habla de la evolución de la banda y de la negación de sus orígenes.
En conclusión, se puede decir que What Went Down es un disco que falla en proponer elementos nuevos, pero que reafirma el sitio de los británicos en el mainstream musical. Se escucha como el disco más flojo y predecible de su carrera; y no por ello es un disco completamente mediocre. Las tres o cuatro canciones aclamadas en esta reseña sustentan el álbum y lo convierten en objeto digno de admiración, la cuestión es que seguramente en algunos años dicho trabajo discográfico de ninguna manera se convertirá en el referente inmediato de una de las bandas más aclamadas del siglo XXI.
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