Por: Alejandro Vargas | @Alex_Giovanni_V
Laughing and not being normal, el título de la canción que da inicio a Art Angels confirma algo que los fanáticos y no fanáticos de Grimes sabemos desde el inicio de su carrera artística: el hecho de que la personalidad de Claire Elise Boucher no es para nada convencional y que gran parte de su éxito se debe a que sabe explotar (a veces hasta un punto absurdo) las obvias diferencias que tiene con el resto de la humanidad.
También en el primer corte se puede prever fácilmente la temática del álbum. Una sutil combinación progresiva entre violines, contrabajos, sintetizadores y voces moduladas dan a entender que Grimes ya no tiene miedo de enfrentarse con la realidad y con su propia persona, con los fantasmas del pasado y con los problemas del presente.
El nuevo material de la canadiense expresa felicidad, resignación y un claro ejercicio de reflexión introspectiva por medio de gigantescas melodías pop. Al terminar de escuchar el álbum queda claro que el misticismo y la oscuridad de Visions (2012) ha quedado en el olvido para dar lugar a enérgicas y ruidosas piezas perfectamente estructuradas.
A lo largo del disco la autora de hitazos como Genesis y Oblivion va haciendo un recorrido conceptual a través de los conflictos existenciales que tiene con la fama. Canciones como California, Pin, World Princess Pt. 2 y Venus son muestra clara de que ella es totalmente consciente de lo que representa su figura para muchas personas. Si bien, la mayoría de sus seguidores se encuentran enfrascados en su figura humana y en sus actitudes irreverentes, lo que ella intenta plasmar en el disco es que su música es lo que verdaderamente importa y que lo que la gente opine de su persona no tiene ningún sentido para ella.
En un punto llega a parecer que Art Angels es una oda al arte en general y una crítica a los medios de comunicación y a las figuras artísticas que preponderan la imagen personal, física, en detrimento de las creaciones de arte. Grimes sabe que es una de las mujeres más famosas en el medio musical, y justamente por eso prefiere ser recordada por su música y no por sus características personales.
Prácticamente en todo el disco se encuentran referencias a elementos que se encuentran muy arraigados en la mente de la joven artista. La cultura japonesa, Montreal, Pokemón, The Godfather y Pitchfork son algunos de los elementos que se encuentran en el disco y que hacen de la producción, una obra muy personal. Parece que a través de su cuarto álbum de estudio, Grimes por fin pudo encontrarse a sí misma y dejar a un lado el estilo musical que únicamente nos hacía alejarnos de su verdadera esencia.
Ninguna canción se siente sobrada, e incluso hay algunas que a pesar de ser muy breves, dotan al álbum un sentido de continuidad. Realiti, Flesh Without Blood, Kill V. Main y World Princess Part II tienen la potencia de convertirse en referentes claros de la música contemporánea ya que la emotividad con la que cada una de estas es interpretada y el excelente tratamiento de producción reúnen los componentes más sofisticados y distintivos del arte musical del siglo XXI.
¿Cuál es la respuesta de la interrogante que titula la presente reseña? La última creación de Grimes tiene la forma de un álbum de pop y la sustancia de una autoreflexión sincera y muy personal. Pocas veces en este siglo se ha visto que los artistas desnuden lo más íntimo de su mente en sus obras (Ej. Kanye West en My Beautiful Dark Twisted Fantasy y Carrie & Lowell de Sufjan Stevens), pero lo que Art Angels logra, sobrepasa todo lo que se ha hecho anteriormente; sobretodo porque se trata de Grimes, sí, de Grimes, la artista que durante su trayectoria artística había intentado esconder su verdadero ser mediante una máscara de horror, polémicas, locuras y composiciones fantásticas. Elise Boucher quiso hacer el disco más sencillo y "normal" de su vida y no obtuvo otra cosa más que la mejor producción de su carrera y seguramente una de las mejores obras de la década.