Texto: Luis Garau Villalonga | @GarauLuis | Corresponsal Joyride Europa
Fotos: Clara Juárez
El Sótano es una de las salas de moda en Madrid. Con apenas
unos meses de vida, este local trata de hacerse un hueco entre los referentes
de la noche programando conciertos y sesiones de DJ cuidadosamente y con
asiduidad. Este fin de semana pasado nos permitieron ver en concierto a Lois, proyecto en solitario del hombre
que encabeza Trajano!, banda de
post-punk con la que ha llegado a tocar en festivales como el FIB.
Lois estrenó este año su proyecto en solitario con la
publicación de una mini-maqueta de dos canciones que grabó en casa y a la que
llamó “Bedroom Recordings”. Estas canciones dejaron claro que su idea
para este proyecto distaba bastante del sonido al que podíamos estar
acostumbrados a escucharle. Más tarde publicó un single, I’m Not Going Down. Desde entonces hemos sabido que compagina la
carrera de Trajano!, que ya empieza
a mostrar material del que será su segundo largo, con actuaciones en solitario.
En lo discográfico calla por el momento pero prepara la publicación de un segundo
single que empieza a ser necesario.
Este fin de
semana volvía a Madrid, donde no tocaba desde junio, tras su paso por el Monkey Week. Como parece ser la única
forma que por el momento tenemos de escuchar nuevo material, nos acercamos con
curiosidad a El Sótano en la lluviosa noche del sábado para calmar esas ansias.
Nos encontramos ahí con un ambiente tranquilo; el público era escaso, pero
echando un vistazo te dabas cuenta de que los que ahí estaban habían acudido
porque tenían ganas de escuchar más, como nosotros. La lluvia había jugado una
mala pasada, pero son cosas que pasan y Lois afrontó el concierto con
determinación.
Para abrir
la noche estaban Ossyz, que pusieron
unas proyecciones y se lanzaron con temas oscuros construidos a base de loops y
sintetizadores. Aunque por momentos parecía que las canciones o incluso el
grupo carecían de fundamentación debo reconocer que me despertaron cierta curiosidad
y consiguieron evocarme a unos relajados My Bloody Valentine o a unos oscuros
Vaselines.
Al acabar
estos Lois montaba su material lanzando miradas a la sala semivacía como
diciendo “joder, con lo que les iba a molar”. Empezó a tocar un tema con el
único acompañamiento de su guitarra, sacándole un sonido que en seguida te
recordaba a esas Bedroom Recordings.
Entre eso y su característica voz te haces fácilmente a la idea de que estás
escuchando a Lois. Ataviado con una americana digna de Robin Williams recibía a
una banda pintoresca y la cosa se ponía seria.
A lo largo
de un repertorio que no llegó a la hora sonaron las pocas canciones que
habíamos tenido la posibilidad de escuchar los que acudíamos por primera vez a
verle y otras que en seguida se convertían en favoritas. Además, si en las
grabaciones habíamos pensado que Lois era un proyecto tranquilo nos
equivocábamos. Las canciones se tornaban en directo en agresividad que se
acompañaba de espídicos bailes por su parte y zarandeos rompecuellos por la del
bajista. La dureza en la batería y una guitarra ruidosa fueron elementos que aparecían
más allá de lo anecdótico, haciendo evidente la distinta influencia de un
escenario y de la tranquilidad de una habitación.
Los
presentes nos alegramos de no haber flaqueado ante la lluvia y
pudimos entender cómo alguien con únicamente tres canciones publicadas ha
despertado tanto interés, dejando a un lado la obviedad del amparo que le da
Trajano!. Los tintes surferos contrastan con la oscuridad y nostalgia que le
aporta una voz profunda que no duda en tantear el estilo de grandes como Scott
Walker o Ian Curtis. En todo momento quisimos más y agradecimos la entrega de
unos chavales a los que una sala semivacía no consiguió minar la moral. Ahora
ya solo queda esperar nuevas grabaciones.