Texto y fotos: Aldo Llorens | @aldoelhombre
El segundo día de MUTEK había llegado. Después del espectáculo en el Teatro de la Ciudad, el momento de bailar en el Play 2 había llegado y aunque aún nos dolían las piernas por la danza del primer día del festival, nuestros ánimos estaban a tope.
La actividad sería llevada a cabo en el Foro Normandie, un foro desconocido para muchos pero que al final de la noche nos dejó un grato sabor de boca, sobretodo por su naturaleza, similar a los espacios que albergan al festival en Canadá. Espacio abierto pausado por columnas, paredes con primarios terminados en concreto y un aire industrial que le caía bastante bien a las propuestas musicales de la noche.
La comunión inició con Las Brisas, cuarteto mexicano que nos sorprendió por la dureza de su sonido techno y una clara referencia al industrial de la vieja escuela.
El bailé apareció con Los Mekanicos, pareja con bastantes bases análogas y el protagonismo de percusiones. El punto álgido llegó cuando el dúo conformado por Eddy Mercury y Max Jones puso en marcha una coreografía que inmediatamente nos recordó los buenos momentos del techno ochentero.
Con precisión de reloj inglés, el show de Superstudio inició conforme a lo planeado. A las 00:30 salió al escenario Jerónimo Reyes Retana, líder del proyecto (y miembro de Disco Ruido). Acompañado de Pablo Dávila, Superstudio puso en marcha la instalación luminosa principal; cintas de luz blanca hicieron de los beats algo placentero y de las escalas algo maravilloso.
A diferencia del la noche anterior, pudimos ser partícipes de un show mucho más coordinado. Los eventos tuvieron la duración adecuada y la organización necesaria para evitar retrasos.
A la una de la mañana Lena Willikens dispuso del espacio para entregarnos un set bastante bailable, con pasajes oscuros y con un desenlace con tintes house y sintéticos. Encantadora y sonriente con el público, la oriunda de Colonia, Alemania, nos puso a mover el cuerpo por casi hora y media.
Una capa de sonidos oscuros cubrió al Normandie, bajos potentes y profundos, así como secuencias de alta intensidad nos hicieron vibrar. Una madrugada repleta de referencias a Brian Eno, Nine Inch Nails, Killing Joke y sobre todo del duo inglés LFO resultaron en sonidos agresivos y abundantes pulsaciones por minuto.
El sonido torrencial y avasallador de Paula dejó clara su calidad musical y elegancia pura, además de confirmar el buen oído –y management– de los organizadores para traerla a México por primera ocasión –incluidas sus presentaciones en días pasados en la noche electrónica alemana y en el Festival Internacional Cervantino–.