Texto: Fernando Prieto Arderius | @fprietoarderius Editor de contenidos Joyride Europa
Fotos: Amanda Loro | @AmandaOhara22
Pasan
las nueve y cuarto de la noche en Madrid. Siete jóvenes chicos de la ciudad de
Burgos salen al escenario. Tras colocar sus instrumentos y saludar a algún
amigo entre el público, vuelven al backstage. Esta noche han vendido todos los
boletos y casi mil personas reunidas en la sala Joy Eslava esperan su regreso. Pero volvamos media hora
atrás en el tiempo.
Ese
mismo escenario está siendo ahora pisado por Ukulele Clan Band, grupo de folk originario de Madrid que aún sin
ser tan conocido como sus compañeros de cartel, está dándolo todo para aquellos
se han acercado a verlos. Media hora de directo no es demasiado, pero es más
que suficiente para demostrar una gran versatilidad instrumental y una
implicación que ha dejado al público de la Joy a punto de caramelo para lo que
se avecina.
Ahora sí que sí. Solo unas pequeñas luces amarillas iluminan un poco de humo en una oscuridad total, cuando se empiezan a escuchar los primeros gritos de los fans. Ataviados como siempre con camiseta interior blanca, este sexteto entre el folk, el blues, el rock o el country baja los escalones de camino al escenario y se hace la luz.
Ahora sí que sí. Solo unas pequeñas luces amarillas iluminan un poco de humo en una oscuridad total, cuando se empiezan a escuchar los primeros gritos de los fans. Ataviados como siempre con camiseta interior blanca, este sexteto entre el folk, el blues, el rock o el country baja los escalones de camino al escenario y se hace la luz.
Esta
formación, surgida tras el contacto con la música irlandesa en un viaje de su
cantante David Ruiz, no tenía en origen otro propósito más que reunirse y
disfrutar de tocar música entre amigos, y aun tras dar 95 conciertos el año
pasado por toda España, -incluido el festival BBK Live- esto parece no haber cambiado.
En el
inicio de su gira, La Maravillosa
Orquesta del Alcohol –también conocida como La M.O.D.A., aunque no queda claro que les guste mucho este nombre visto que reivindicaron varias veces su nombre completo- venía a presentar su segundo disco autoeditado (La
primavera del invierno, 2015), que contiene colaboraciones de Gorka Urbizu (Berri Txarrak) y María Rodés,
pero sobre todo venían a divertirse.
Desde el
minuto cero, con la conjunción de las animadas Nubes negras y Miles Davis,
o Amanecederos, la implicación de esta
banda que mezcla música acústica con acordeón, bajo, mandolina o saxofón es
indiscutible, y la de su público, -veinteañeros en su mayoría, como ellos-
tampoco tiene nada que envidiarle.
En temas
como la agridulce 1932 o Catedrales, la voz rasgada de Ruiz (también banjo y guitarra) es
apoyada por cientos de gargantas e incluso las ovaciones que siguen a su nuevo tema Flores del mal o Vasos vacíos, de su primer elepé en castellano (¿Quién
nos va a salvar?, Mús Records,
2013) llegan a zumbar en los oídos.
Sin una
escenografía destacable –salvo las luces en Hay
un fuego por ejemplo–, la fuerza del directo de estos burgaleses reside más
en una actitud humilde y motivante, con potentes temas del estilo de Nómadas o PRMVR. A no ser que decidan “darse el lujo” -en sus propias palabras-
de rescatar algún antiguo track en
inglés, esta alegría se contagia entre los asistentes en prácticamente todos
los temas.
Siempre
agradecidos, -"sois el motivo para levantarnos el lunes para ensayar",
aseguraron- La M.O.D.A. canta letras reivindicativas, de dualidad entre las cosas buenas y malas y de
madurez, aunque también de inconformismo y de crítica social ante la situación
económica actual; siempre bajo un marco festivo pero donde también hay hueco
para respirar un poco de tranquilidad.
A través de Rascacielos, el grupo nos dejó un momento único con el dueto de su cantante junto al acordeón -instrumento imprescindible de esta formación- del siempre sonriente Joselito Maravillas, cuyo nombre fue vitoreado varias veces a lo largo del concierto, que estaba en sus últimos compases.
En su
regreso a la capital española, donde llenaron el año pasado en tres fechas
consecutivas la Sala El Sol, La
Maravillosa Orquesta del Alcohol vendió de nuevo todas las entradas en
Madrid. Una ciudad que para ellos “ha sido como una segunda casa" y de la
se despidieron con los hits Hijos de
Johnny Cash y Gasoline montando
una auténtica celebración el pasado 10 de abril en la sala Joy Eslava. Atentos
a la trayectoria de esta banda.