Texto: José Bautista
Imagen: Toni Francois | Cortesía
Las puertas de El Plaza Condesa se abrieron empunto de las seis de la tarde. Los aguerridos fans corrieron para tener el mejor lugar y ver Kazu Makino y a los gemelos Pace crear las hermosas canciones que los hacen una de las bandas más importantes de esta era.
A las 7:30 los capitalinos, Ayer Amarillo, salieron al escenario para promocionar su álbum debut, Sueño Delta, lanzado a finales del año pasado. Si bien es un muy buen disco, en rolas como Vértigo manifiestan el exquisito psych pop del que son expertos, en vivo suenan algo… flojos, simplemente no hay ensamble. Sueño Delta está lleno de efectos rebeldes, efectos que en vivo no se distinguen por la saturación. En fin, Ayer Amarillo quedó a deber para engrandecer a la banda estelar.
Una hora después llegó Blonde Redhead, que a diferencia hace dos años cuando vinieron promocionando Penny Sparkle –bastante tarde por cierto-, en el mismo Plaza Condesa, ahora su set estuvo lleno de rolas de su última placa, Barragán, uno de los álbumes que más nos agradaron del año pasado.
Que mejor idea para abrir un concierto en el que se promociona un disco, que empezar de igual manera, con el mismo orden. El espectáculo abrió con Barragán y Lady M.
Doll Is Mine sonó mejor que nunca; no hay comparación, más emoción, sentimiento, en lo acordes en vivo. Le continuó otra rola del mismo álbum editado hace poco más de una década, Misery Is a Butterfly, Melody, para que Kazu se mostrase con toda la actitud que la caracteriza. Para seguir con ese combo de hits, los oriundos de Nueva York interpretaron su nueva obra maestra, Dripping: más orgánica que en el disco, fue de las mejores canciones de la noche.
Antes de partir al encore, Spring and by Summer Fall, vibró el plaza con los saltos del público. Después del descanso, no podía faltar el primer sencillo de Barragán, The One I Love. Finalmente, el inminente cierre se hizo presente con 23.
La noche tenía la primicia de un homenaje a Barragán. Lo fue. Un disco realmente increíble, placa que en vivo se convierte en una experiencia deliciosa. La pregunta: “¿faltó alguna canción?” es necesaria. Pero Blonde Redhead nos recompensó con las joyillas de esa noche.