Fotos: Alejandro Vargas | @Alex_Giovanni_V
Saúl Aguilar | @saulsouls
Texto: Alejandro Vargas
Las personas que el viernes pasado asistieron al Dirty Sound Foro (un claustrofóbico y descuidado recinto en la frontera de la colonia Juárez), tuvieron la oportunidad de disfrutar del regreso de Mint Field y del impactante show en vivo de Sadfields, dos de las bandas que comienzan a ser de las consentidas de la escena nacional emergente.
Desde la llegada era imposible no notar el olor a cerveza y sudor que emanaba del entusiasmo de los asistentes. En todo momento, el área de fumadores y de venta de bebidas mantuvo el máximo de su capacidad.
El ambiente parecía traer el recuerdo de una época en la que bandas como Size y Las Insólitas Imágenes de Aurora se presentaban en lugares poco acondicionados para la comodidad y el bienestar del aforo; pero a pesar de las condiciones, ninguno de los presentes parecía dar muestras de inconformidad.
Al menos unas 200 personas atiborraron el lugar de la presentación, y pocos minutos antes de que Sadfields comenzara a tocar, la pista del escenario comenzó a llenarse para presenciar cuarenta minutos de sonidos provenientes de tres jóvenes que producen una exacerbada sensación de desesperación, locura, desconcierto y asombro cada vez que presentan su material en directo.
La banda de Mixcoac inició el concierto con una de sus nuevas canciones: un track con un intro de guitarra asimétrico y una combinación de acordes que se asemejan notablemente a los ya conocidos e identificables riffs de Thurston Moore.
Posterior a la primera canción, la agrupación repitió el set que prácticamente han dado desde que inició el año. Lo anterior no parece ser un problema por la calidad de cada uno de los shows; sin embargo, se agradece que poco a poco la banda comience a introducir temas de su próxima producción.
Al final de la presentación de Sadfields, Daniel y Miguel golpearon sus instrumentos al suelo, elevaron al máximo la capacidad de sus pedales de modulación y terminaron el concierto con una atmósfera atascada de reverberación y sonidos disonantes que por alguna razón resultan digeribles y placenteros para un oído educado a partir de bandas como Swans, Sonic Youth, My Bloody Valentine y Pavement.
Después del ya clásico desorden sonoro de Sadfields. Mint Field tomó el escenario con calma y demostró a los asistentes las razones por las cuales estuvieron presentes en la última edición de Coachella.
Al ser la banda principal del evento, el número de personas aumentó considerablemente, al punto de que era sumamente complicado trasladarse de un lugar a otro en el área de la pista.
Todos los temas de su último EP, Primeras Salidas, fueron tocados con una precisión que bandas como Bloc Party y Foals envidiarían. La agrupación de Tijuana interpreta sus canciones con una seriedad notoria, que da cuenta de que toman bastante en serio su labor creativa y su representación ante el público.
El tono de las guitarras de Mint Field produce una sensación de misterio, de oscuridad e inconformidad con la realidad; los bajos son rápidos, punteados y estéticamente semejantes a las lineas deprimentes de cualquier canción de Joy Division.
El público mexicano, al ser muy fanático de bandas como New Order y Bauhaus; mantiene un gran gusto por las agrupaciones que se relacionan con la temática de dichas bandas. No por nada, en el Dirty Sound abundaban playeras de Unknown Pleasures y de An Ideal For Living.
Después de las 2:00am Mint Field abandonó el escenario, y aunque el evento organizado por NPI aún continuaba con más propuestas musicales, la mayoría de los presentes huyeron del caliente y oscuro lugar.
Ya con muchos tragos encima o bajo la influencia de sustancias de dudosa procedencia ; en la noche fría y despejada de avenida Chapultepec, los fanáticos de Mint Field y Sadfields hablaban de lo bien que la habían pasado y del gran futuro que les espera a estas bandas mexicanas; las cuales, de ninguna manera deben de pasar desapercibidas para cualquier persona que tenga interés por la escena nacional.