Texto y fotos: José Bautista
A las 9 de la noche, del día más tenebroso del año, una dupla de hombres muy extraños, como llegados de los años 80 por medio de una máquina del tiempo, se apoderaron del escenario. Con trajes blancos impecables y mucho estilo, Yip Deceiver abrió la tenebrosa velada con lo que sería, también, una noche de monstruoso baile.
Los oriundos de Athens, Georgia, inundaron de alegría El Plaza con su electrónica suave combinada con toques electrofunk. Algunos asistentes recordaron las atmósferas synthpop de sus años mozos y sacaron el repertorio de movimientos sensualones de baile que no usaban desde algunas décadas.
Un par de voces agudas, sintetizadores análogos y digitales, un bajo, tambores y mucho talento hicieron que la banda que abrió se llevará los aplausos del público asistente. Pero sobre todo, fue una buena manera de levantar el telón para la chica estelar.
En una hora, aproximadamente, transcurrió el concierto de Yip Deceiver y el cambio de instrumentos en el escenario.
A eso de las 10 de la noche, la asistencia gritaba: “¡Botitas, botitas, botitas…!” cuando el inmueble se obscureció y apareció Victoria Christina Hesketh, mejor conocida como Little Boots.
Desde que llegó puso a bailar a todos los monstruos, brujas, momias, zombies y hasta piratas con la súper rola Stuck on Repeat. Aunque llegó a tocar algunas canciones de sus discos anteriores, la noche fue de Nocturnes, su último álbum de estudio. Ejemplo de ello fue la reacción del público al escuchar Motorway, pues a pesar de ser un tema lento y reflexivo hubo un momento que los saltos al ritmo de los beats no pararon.
Otra canción que se bailó con la misma intensidad fue Confusion. Pero la canción que se llevó la noche, sin duda alguna, fue Shake: desde el momento que se leyó en la proyección el nombre de la canción la gente se excitó; todos esperaban el momento de cantar el fantástico coro.
Una de las grandes sorpresas de la noche fue el pequeño cover a Donna Summer, I Feel Love, pues aunque no fue interpretado en su totalidad se disfrutó demasiado.