Texto e ilustración por @la_gran_caca
Apenas voy despertando del desmadrito que el Nrmal me dejó. Mi cuerpo se comienza a estabilizar y mi cabeza ya no da vueltas. Hay muchas razones por las que este festival me reventó. Pero eso no les importa ni estoy aquí para platicarles que estuvo de huevos y que la mamaron si se lo perdieron. No. Hoy vengo a contarles una bonita historia de un fenómeno recurrente en los conciertos.
¡Ya llegó la leche!
¿Se han topado con tan nefasto ser humano cagón en algún concierto (sí, el de arriba)? ¿Lo identifican? Sí, es el mismo que carga una cámara más grande que sus manos para compensar ciertos complejos... ¡Exacto! El mismo que cree cagar en toilet de oro cuando tiene cierta pulcerita en la muñeca. Es el mismo mamoncito que con una mirada te dice: ábrete, soy PRENSA.
Se la pasan criticando todo, son una especie de intelectualoides orgánicos y además creen que toda la música debería ser como a ellos les gusta (aunque digan que les mola mucha música, no es cierto); algunos dicen tener la fórmula mágica para la música y su comercialización (aunque les mama la música indie); se creen críticos de música y no han terminado ni la licenciatura en comunicación o afín; imaginan que arremeter contra equis integrante de la banda los hace verse cúl; para ellos sólo hay un estilo de fotografía en los conciertos y si te sale movida eres un pendejo. Já.
¡Momento! También reconozco que existen las excepciones.
En fin. ¿Cómo se imaginan que he entrado a los festivales? (:
Aloha.
Te recordamos que este cartón es un espacio editorial. Las posturas mostradas son perspectiva del autor y no necesariamente manifiestan las posturas del medio. Relaja la raja.
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