Por Aldo Llorens | @aldoelhombre
La noticia que llegó a nosotros en septiembre puso la esperanza por los cielos: New Order firmó contrato con Mute Records. Después, nadie dijo nada y las aguas bajaron su nivel y a muchos se nos olvidó aquel hecho. La noticia volvió a tomar vuelo esta semana, cuando la banda confirmó en una entrevista con Rolling Stone, que estaban en intentos de lanzar un disco de larga duración –cosa que no hacen desde el 2005, cuando entregaron el Waiting For The Sirens’ Call–.
Más allá de tratarse de una de las grandes bandas del milenio pasado (hecho suficiente para emocionarnos), hay un aspecto central que genera mucho morbo. Este, el décimo álbum de estudio de los ingleses, se grabaría sin Peter Hook, el bajista y miembro fundador de la banda, que jugaba un papel central en la creación musical del conjunto. La situación hubiera sido distinta –pacífica, quiero decir–, de no ser porque en 2007 Hook declaró bastante en contra de sus ex compañeros: los tiró de inmaduros y generadores de basura.
Así pues, la responsabilidad que ahora cae en espaldas de Bernard Sumner, Stephen Morris, Gillian Gilbert, Phil Cunningham y Tom Chapman es bastante; ellos mismos lo saben y ese probablemente sea el gran motivo de su larga preparación de cara al lanzamiento de nuevo material. Es bien sabido que han realizado nuevas técnicas en el estudio de grabación, como también es conocido que han invitado a algunos músicos extra para participar en detalles menores de canciones. Al respecto, Stephen Morris dijo que “Las líneas (de bajo) ahora son más borrosas de lo que solían ser... Nos hemos convertido en compositores, antes sólo éramos instrumentistas". ¿Una sutil forma de preparar al público para algo diferente?
De acuerdo con Morris, el nuevo disco hará uso de nuevas tecnologías; encontraremos nuevos sistemas de percusión, así como programación distinta en los sintetizadores. En concusión, la banda definió todo este ensamble como un “pesado sonido electrónico acompañado de guitarras melódicas y un sentimiento orquestal”.
“Algunos pensaban que la música electrónica era fría y nada romántica", dice Summer refiriéndose a Blue Monday, "después nadie creía la empatía que logramos". Todo esto sostiene uno de los grandes argumentos del mismo Bernard: "de cierto modo, las computadoras de hoy día pueden traducir exactamente lo que el cerebro está pensando. Eso es excitante. Es justo lo que estábamos buscando en los ochenta”.
A pesar de las declaraciones que pueda hacer medio mundo, aún no tenemos anda en las manos. Tan sólo Singularity y Plastic, dos temas nuevos que fueron estrenados durante un show en Chicago. A este par de tracks se suma Restless, una colaboración de Tom Rowlands (The Chemical Brothers). Como Morris ha expuesto, “no estamos seguros de cuándo terminar si nadie nos dice cuando parar”, declaración que nos permite citar a Daniel Miller, fundador de Mute: “Es muy difícil dejar algo por lo que se ha trabajado tanto”.
A continuación les dejamos Plastic, tocada el verano pasado en Chicago:
