Por Alejandro Vargas | @Alex_Giovanni_V
Para Jim James de My Morning Jacket, la imagen de una cascada es la metáfora de la forma en que la vida derriba constantemente a las personas. Sin embargo, esta construcción visual también incita a solventar los problemas que surgen de la existencia misma para lograr perseverar en ella.
The Waterfall connota perfectamente la idea anterior mediante un equilibrio melódico entre lo complicado y lo esperanzador. Un discurso musical que logra expresar la inseguridad de los seres humanos y el ansia de resolver los percances del acontecer.
La banda de Louisville, Kentucky, nos ofrece una producción que supone una verdadera revolución a su sonido anterior. Teclados y guitarras acústicas dentro de complicadas estructuras rítmicas, voces armónicas y cambios inesperados son los elementos que distinguen al nuevo álbum del virtuosismo de Circuital (2011) y del misticismo de Z (2005).
Tras escuchar el disco en repetidas ocasiones y en distintas formas de ánimo, es inevitable notar que la banda se encuentra en la cumbre de su creatividad artística. Canciones como Believe (Nobody Knows) y Big Decisions contienen coros de la calidad hímnica de los mejores cortes de The Who o de Manic Street Preachers, por otra parte, Get The Point y Like The River remiten a las respetadas formulas acústicas que distinguían a Led Zeppelin en el siglo anterior.
En el aspecto lírico se pueden notar referencias constantes al agnosticismo, a la incertidumbre y al miedo al olvido de los integrantes; temas que crean un concepto que se adecua bastante a lo que sufren las generaciones hijas de la globalización y la posmodernidad.
El nuevo álbum de la banda incluye componentes que sorpresivamente nunca antes habíamos escuchado de parte de la agrupación. El ejemplo más notable de estas novedades es In Its infancy (The Waterfall), que exhibe el lado psicodélico de la banda, mismo que no se había expuesto hasta la fecha.
El tranquilo y melancólico final con Only Memories Remains deja con ganas de más material y con una sensación placentera de éxtasis post-MMJ, algo semejante a lo que ocurre después de verlos en vivo.
El nuevo álbum de la banda incluye componentes que sorpresivamente nunca antes habíamos escuchado de parte de la agrupación. El ejemplo más notable de estas novedades es In Its infancy (The Waterfall), que exhibe el lado psicodélico de la banda, mismo que no se había expuesto hasta la fecha.
El tranquilo y melancólico final con Only Memories Remains deja con ganas de más material y con una sensación placentera de éxtasis post-MMJ, algo semejante a lo que ocurre después de verlos en vivo.
Después de siete producciones discográficas, The Waterfall finalmente tiene la potencia de integrar a My Morning Jacket dentro de las cabezas de cartel de los festivales más importantes del mundo. Nos encontramos con el disco más digerible de los estadounidenses hasta la fecha, lo cual deja un sentimiento de receptividad semejante a Wolfgang Amadeus Phoenix de Phoenix o El Camino de The Black Keys.
El único fallo del disco es que en ocasiones resulta ligeramente repetitivo; sin embargo, no resulta ser un problema tan grande después de percibir que la calidad también se repite en cada uno de los tracks del hasta ahora mejor disco de My Morning Jacket.
¿Será que esta vez la banda obtenga el éxito que se merece? Es difícil responder dicha cuestión, pero sin duda, el grupo ya cumplió con su cometido.
