Fotos y reseña: Kevin Frippson | @KevinFripp
La noche del sábado, la banda defeña Little Jesus celebró su primer aniversario en uno de los bares más emblemáticos de la ciudad: El Imperial. Acompañados de un joven cuarteto llamado Big Big Love (sí, como la rola de los Foals) que dejó que hablara su calidad musical y el público que los sigue a donde quiera que vayan.
Minutos después de las once, los chicos con vestimenta vintage aparecieron detrás de la famosa cortina del escenario y comenzaron una travesía musical con sonidos muy al estilo shoegaze, sazonados con sintetizadores que te incitan a quitarte los zapatos y ponerte a bailar.
Comenzaron con un corte nuevo –que, aunque todavía no tiene nombre oficial, ellos lo bautizaron como Euridice– muy apegado al sonido de su primer EP homónimo, pero con tintes más experimentales. En seguida dieron entrada a Graveyard; un tema que desde el nombre se describe oscuro, pero conforme avanza la melodía de las guitarras, los divertidos sintetizadores y la peculiar voz de su frontman se vuelve más dinámica y divertida. La tercera melodía, titulada Tender Man fue presentada por ellos como un corte instrumental, que formará parte de su segundo material y que a nuestro gusto fue de los mejores de la noche.
Sin muchas palabras de por medio siguieron con temas nuevos y algunos no tanto, pero nadie dejaba de aplaudir y gritar, mientras “los Big” agradecían desde el escenario la entrega de su público y dedicaban rolas a los amigos íntimos que asistieron al show.
El clímax llegó en las tres últimas rolas: primero con Blood que a través de riffs divertidos y un bajo sabrosón nos transportó en un tren de atmósferas que cada quien interpretaba al momento de cerrar los ojos.
Pero esto no quedó ahí, después de presentar otra de las nuevas, que lleva por nombre Family Flag, finalizaron con Immortality -así como reconocemos a Nirvana con Smell Like Teen Spirit, este sería sin duda el himno de Big Big Love- que nos atrapa desde los primeros acordes del sintetizador y el grito de ¡Dancing Shoes!, seguido de un who-oh-oh-oh-oh que coreábamos con alegría.
Así como los redobles de las ‘cajas’ (término para nombrar los tambores en las bandas de guerra) que preparan al pelotón para la batalla, los tambores en esta canción juegan un papel muy parecido que nos advierte que lo mejor está por comenzar: un jam que destaca por su sonido shoegaze bailable en donde todos brincamos y gritamos. Y así, con una guerra de aplausos entre el público y la banda, los Big terminaron su presentación minutos antes de las doce para darle entrada a los festejados.
Lamentablemente no nos pudimos quedar a ver el acto principal, por cuestiones del transporte público y sus limitados horarios de servicio; un servidor tuvo que salir corriendo del Imperial y cruzar toda la avenida Alvaro Obregón a paso apresurado para alcanzar el último Metrobús.
Little Jesus se presentará el próximo sábado en el Foro 246 a lado de 60 Tigres y Atomix, y, obviamente estaremos ahí. Así que prometemos que esta vez ahorraremos para el taxi y nos quedaremos hasta que nos corran.
